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ESKERRIK ASKO

Una semana. Han pasado siete días con sus respectivas noches desde la noche mágica del Navarra Arena. Y aún así, de alguna manera aún no hemos abandonado ese lugar. Quizás porque una parte de nosotros se quedó atrapada allí para siempre, como si fuera el imborrable ADN de medio siglo, mil conciertos e incontables kilómetros en la furgo de BTX. Tuvo que ser en la vieja Iruñea, dónde si no.

A menudo hablamos de el hilo (haria), de la importancia de que no se rompa. Lo decimos en las canciones y en las camisetas, lo dicen vuestros tatuajes. Ez dadila haria eten. El tiempo –ese polígrafo gigante- irá depositando capas y capas de olvido sobre nuestra historia, es ley de vida. Sin embargo nunca olvidaremos lo que pasó con esta banda. Porque esto fue algo más que música y letras. Creamos un código propio y lo movimos por todo el mundo. Y sentimos que creamos una gran red con ese hilo, una red que dio cobijo a gente muy dispar. Y lo hicimos entre todxs pero siempre gracias a vosotros/as, por y para vosotros/as. Desde entonces siempre nos unirá ese algo invisible.

Y lo decimos en una canción: es difícil explicar esa sensación que queda después de haberlo dado todo. O es que, simplemente, necesitamos perspectiva y en estos momentos no somos capaces.

Vivimos tiempos en los que es más difícil que nunca discernir entre verdad y apariencia. Nos quieren fósiles. Por eso es necesario hacerle frente a la inercia y al algoritmo. Es hora de alejarse de los focos, de descansar y abrir las ventanas para que entre el aire, de robarle nuevos apuntes al día a día. Para volver con nuevas ideas y nuevos proyectos. Porque cerrar una puerta significa necesariamente abrir otras. Mientras tanto, nos gustaría ser una canción en vuestros labios (“kantua izan nahi dut, zure ezpainetan…”).

Gracias de corazón y hasta la vista, ikusi arte.

Pd: Sed felices, o algo por el estilo.

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